
La vocación de servicio al pueblo es una fuerza que legitima el papel de la autoridad, genera confianza y contribuye a un ambiente armónico en la comunidad. La vocación de servicio de una manera comprobada evita desviaciones en el ejercicio de autoridad.
La integridad de la autoridad va de la mano con el ejemplo y es factor de poder cohesionador de la comunidad. La integridad exige responsabilidad por parte de la autoridad; anima y motiva a la comunidad; la integridad de la autoridad genera tranquilidad en la comunidad.
La espiritualidad es la parte esencial que legitima la energía de ancestralidad a la autoridad indígena; es la fuerza que da claridad sobre la dimensión cosmosófica y humanista alrededor de las tareas de la autoridad y su correspondiente orientación a la comunidad según los códigos de la naturaleza (tierra) porque ella es sabia, amorosa y orientadora. Las enseñanzas de la tierra son permanentes y de profundidad única que dignifican al ser humano. En ese orden la autoridad indígena debe caracterizarse por la sapiencia y la prudencia en su actuar, al igual que el carácter comprensivo y dispuesto a ser guía.
Esa sapiencia y prudencia de la autoridad indígena como gobernante, debe caracterizarse por saber escuchar y atender a su comunidad. La voluntad comunitaria es la que legitima y rodea a su autoridad. Las reuniones y asambleas comunitarias son espacios necesarios para armonizar la voluntad comunitaria, en la medida en que la autoridad y la comunidad definen tareas conjuntas para el beneficio colectivo.