El espíritu de la Autonomía en la Gobernanza de los pueblos indígenas

Los pueblos indígenas a lo largo de la historia hemos desarrollado conocimientos alrededor de la producción y por esta vía hemos creado sistemas productivos propios, es decir que hemos tenido conciencia sobre la importancia de la soberanía   productiva y como tal nos corresponde ser guardianes de la misma.

En el campo cultural tenemos conocimientos cosmológicos para el manejo de suelos, semillas y tiempos en el trabajo. Es decir, somos titulares de bio-conocimientos tradicionales.

En el campo social y político, la producción de los pueblos indígenas de acuerdo a la visión ancestral ha sido preferencialmente de tipo colectivo por las múltiples ventajas que de ello se derivan. Es a través del trabajo comunitario que se consolida el sentido de cohesión social. El trabajo comunitario permite generar procesos de enseñanza -aprendizaje y al mismo tiempo de solidaridad. Es un pilar de la economía comunitaria. 

En el aspecto ambiental y ecológico nuestros antepasados aprendieron a cultivar y producir bajo la norma superior del cuidado de la madre tierra, por eso la armonía y el equilibrio es una ley natural y universal que no se debe quebrantar bajo ningún motivo. Ese equilibrio es dado gracias al principio de la unidad en la diversidad. Así entendieron sabiamente nuestros antepasados; que el entorno natural es una diversidad que da la guía para desarrollar y mantener nuestra soberanía productiva. La chagra es un claro ejemplo de unidad en la diversidad.

En efecto, la gobernanza de los pueblos indígenas y el ideal de la autonomía, debe tener en cuenta el ejercicio de la soberanía productiva en el campo cultural, social, político y económico, que son elementos que contribuyen al ejercicio práctico de nuestra identidad.