“La Plaza de Bolívar fue el escenario de un evento cargado de simbolismos, actos culturales, increíbles movilizaciones, pero sobre todo el inicio de un cambio para Colombia”

Tomada de: Presidencia de la República

Era domingo 7 de agosto de 2022, usualmente en el centro de la capital los domingos están permeados por diferentes actividades culturales, ciclovía, planes familiares en los que se recorre el corazón de Bogotá, sin embargo; éste no era un domingo normal, el sol aumentaba cada vez más su calidez y las calles se hacían intransitables; el motivo era claro, las principales zonas de Bogotá fueron tomadas por comparsas, grupos folclóricos, cantantes, bailarines, conjuntos musicales, poetas y recitadores, con el fin de dar forma a una gran fiesta popular. Incluso desde diferentes ciudades como; Cali, Medellín, Popayán, Barranquilla, Cartagena, desde las plazas se ultimaban detalles para la transmisión de lo que sería la posesión del nuevo presidente de los colombianos.

Mientras tanto en la capital del territorio nacional, las movilizaciones que engalanaban la Plaza de Bolívar eran increíbles, la euforia, los cantos y las arengas como: “Si se pudo, si se pudo”, “el pueblo unido, jamás será vencido”, eran el comienzo al gran evento que disfrutaron más de 100.000 colombianos.

Tomada de: Presidencia de la República

Así transcurría la mañana, mientras la multitud tomaba sus mejores puestos, Los invitados especiales arribaban poco a poco, tomando su lugar como el presidente de Argentina, Alberto Fernández, quien vino acompañado de su canciller, Santiago Cafiero, la presidenta de Honduras, Xiomara Castro; el vicepresidente de la República de El Salvador, Félix Ulloa; el canciller de Brasil, Carlos Alberto França, y el Primer Ministro de Curazao, Gilmar Simón Pisas, quien vino en representación del Reino de los Países Bajos. De igual forma, también lo hicieron los presidentes de Paraguay, Mario Abdo Benítez; Ecuador, Guillermo Lasso, y de Costa Rica, Rodrigo Chaves Robles.

Aunque la presencia de los mandatarios destacaba la importancia del evento, lo realmente significativo fue la presencia de los invitados de honor como lo mencionaba Petro. Se trata de Genoveva Palacios, de Quibdó, Chocó; la familia López, unos cafeteros de Anserma, Caldas; la familia Londoño, de Santa Helena, Antioquía; Kellyth Garcés, una barrendera de Medellín; y Arnulfo Muñoz, un pescador de Honda, Tolima. Quienes simbolizaban en este acto a los colombianos de a pie.

Tomada de: Presidencia de la República

Siendo las tres de la tarde, custodiado por una calle de honor conformada por cantaoras del Pacífico, la Guardia indígena, la Guardia cimarrona y 32 silletas alusivas a cada departamento del país, como adorno del camino, Gustavo Petro transitaba junto a su familia levantando el puño de su mano derecha como símbolo de victoria, acercándose cada vez más hacia la Plaza de Bolívar.

Tomada de: Presidencia de la República

Al llegar a la plaza, la multitud no paraba de celebrar, ondeando las banderas de Colombia, del M-19 y de la Unión Patriótica, el Pueblo hacía sentir su presencia y apoyo, también se podía apreciar como las 6 columnas del Congreso fueron adornadas para la ocasión como símbolo de la consigna del nuevo mandatario: “Colombia, potencia mundial de la vida.”

Oficialmente comenzaba la posesión, cuando el presidente del Senado, Roy Barreras, procedió a tomarle el juramento a Gustavo Petro. No obstante, antes de ponerle la banda presidencial, Roy Barreras solicito a la senadora María José Pizarro, hija del asesinado excandidato presidencial del M-19 Carlos Pizarro, que se acercara para que ella hiciera el honor. Entre Aplausos y lágrimas,  se la puso al nuevo jefe de Estado y, enseguida, se sumergieron en un abrazo sentido, mientras se escuchaba a la multitud “si se pudo, si se pudo”, sin duda uno de los momentos más especiales de la posesión.

Tomada de: Presidencia de la República

Seguido de tan conmovedor y significativo momento, el Presidente solicita  que le traigan la espada de Simón Bolívar, orden que es atendida mientras toma juramento a Francia Márquez como la vicepresidenta de Colombia, quien levanta su mano y expresa“Juro a Dios, al Pueblo, cumplir fielmente la constitución y las leyes de Colombia, también juro ante mis ancestros y ancestras, hasta que la dignidad se haga costumbre.”

Acto seguido, Roy barreras pide un receso y 10 minutos después,  la espada fue llevada a la ceremonia escoltada por cuatro soldados del Batallón de la Guardia Presidencial, quienes ingresaron por la entrada de la carrera séptima portando la urna de cristal con la espada de Bolívar en su interior. Cabe resaltar que  esta espada guarda una historia única, en 1974 su robo fue uno de los mitos del M-19 y hoy 48 años después esa misma espada simbolizaba en este acto la posesión de un exmilitante de dicho grupo como nuevo integrante de la Casa de Nariño.

«Esta espada tiene tanta historia que hoy sumará una más: el porqué se demoró en llegar a esta plaza”. Expresaba Gustavo Petro, teniendo en cuenta que el ahora expresidente Iván Duque había ordenado no llevar la espada a la posesión, como última decisión de su gobierno.

Fue así, con la llegada de la espada de Simón Bolívar, que Gustavo Petro comenzaba su discurso, dando a entender que su propósito es que la espada de Bolívar sea del pueblo y, en ese sentido, era necesario tenerla en ese momento, de igual manera la paz y el cumplimiento del Acuerdo de Paz con eficacia, que permita gobernar para todos hilaban su pronunciamiento. 

Sus palabras estuvieron llenas de riqueza literaria, pues citaba la obra mítica de Gabriel García Márquez, ‘Cien años de soledad’. En donde quiso resaltar el final de la novela de la familia Buendía, el cual leyó, haciendo una analogía de la realidad y pese a lo grueso de su contenido, prometió que “Colombia hoy tiene una segunda oportunidad sobre la tierra”.

Tomada de: Presidencia de la República

Hasta este momento veíamos una posesión presidencial histórica, un discurso reafirmado en los simbolismos que hacían presencia en cada rincón, como las mariposas del realismo mágico, con los colores amarillo, azul y rojo que el mandatario usó como representación de su promesa de cambio en donde Colombia renace, a su vez,la presencia de Pueblos Indígenas, lideres, lideresas y diferentes colectivos, y comunidades representaban la diversidad que guarda la esperanza en el nuevo mandato, y por supuesto, la espada de Bolívar que recuerda aquel grito de libertad, grito que hoy vuelve a ser evidente y llega para escribir el rumbo de una nueva historia, la historia de todos.

La euforia del Pueblo era indescriptible, con un grito de libertad, ante la derrota de la derecha que por años se acentuaba en el poder, así se oficializó el nuevo Presidente de los colombianos, quien con lágrimas en sus ojos, luego de terminado el acto, junto a su familia se dirigieron a la Casa de Nariño, luego Iván Duque y su gabinete, tras algunos estirones de mano protocolarios se formalizó la despedida. De esta manera, los honores militares esperaban al primer Presidente de izquierda en dos siglos, sin duda, una posesión presidencial que quedará para la historia, la cual marca la llegada del cambio y la esperanza aclamada por el Pueblo que hoy se materializa, “cesa la horrible noche.”